Un fin de semana más, esta temporada de Fórmula 1 ha sido una montaña rusa de emociones. Esta vez las expectativas no estaban solo en los pilotos, sino también en el nuevo circuito que estrenaba Miami. Esperábamos un circuito urbano que nos hiciera vivir la Fórmula 1 como si de persecuciones de “Miami vice” se tratara pero, aunque de la ciudad de Miami solo vimos el imponente estadio de la NFL, fue un escenario intenso y lleno de acción. Dos sectores rápidos, separados por uno intermedio de curvas lentas, hacían que ningún coche tuviera una clara ventaja. Además, las pobres condiciones del asfalto no ayudaban a los pilotos a domar el circuito. Así, vimos como a algunos se les atragantaban los pianos, convirtiendo los libres en una colección de banderas rojas y coches en el muro.
Y con esas llegamos a la clasificación del sábado. Yo personalmente, después de la sesión del viernes, esperaba una carnicería porque, buscando los límites para clasificarse, aumentan las probabilidades de coches contra el muro. Pero no fue así, un par de sustos sin consecuencias e infinidad de rectificaciones nos dejaron una Qualy plácida como un cumpleaños en los Karts. Alonso (11º) y Rusell (12º) fuera en la Q2 y los dos Alphatauri dentro de la Q3, serían las mayores sorpresas, con un Sainz que mejoraba su rendimiento (a costa de perjudicar a Alonso), lo cual era doblemente meritorio tras su choque del viernes, completando una primera línea con Leclerc en la pole. Verstappen se conformaba con la tercera posición como dijo en declaraciones, pero solo de salida.
Y otro día más el gran circo llenó nuestra noche (tarde en Miami) de espectáculo. Los españoles empezamos ilusionados con un Carlos Sainz saliendo segundo, y que parecía más entero que nunca esta temporada, como piloto. Pero la esperanza en el madrileño no nos duró ni una vuelta. Sainz, que salió por la parte sucia de la pista, no supo defenderse, y en la salida perdía la segunda plaza en favor de Verstappen. Por su parte Alonso, que salía decimoprimero, hacía su magia y se ponía séptimo. Bien. Leclerc también salió bien y mantuvo su primera plaza y, con buen ritmo, parecía que mantenía a Mad Max fuera de la zona de DRS. Parecía. Nueve vueltas,¡nueve! las que tardó el holandés en darle caza y pasar al piloto monegasco de Ferrari. Carlos, por su parte, perdía tiempo con respecto a los hombres que sí pelean por el campeonato, pero mantenía al Red Bull de Checo Pérez a raya. Alonso rodaba en una cómoda octava posición acechando a Gasly, al que no conseguía pasar y que se le atragantó al asturiano durante toda la carrera. A partir de la vuelta doce empezamos a ver los primeros pitstops. Alpine paró pronto a cambiar neumáticos para intentar un undercut de Fernando a Gasly. El tiro salió por la culata por la ineptitud de los mecánicos haciendo una parada de 5,7 segundos cuando lo normal, sin alardes, habría sido rondar los 3. Alonso salvó los muebles defendiéndose como una fiera de los Aston Martín al volver a pista, y a pesar de salir muy lejos de Gasly empezó a minar décimas poco a poco hasta volver a engancharse al francés. Los de arriba seguían igual. Max le sacaba cada vez más tiempo a Leclerc y Carlos no parecía poder seguirles. Ferrari intentó un undercut que también falló en boxes con una mala parada, muy similar a lo que le pasó a Alonso. Bottas rodaba quinto con ventaja sobre un Rusell que había salido de inicio con duros y todavía tenía que parar. Y el británico fue un día más el piloto con más personalidad de la parrilla. Cuando le llamaron a cambiar neumáticos, le dijo a su equipo que prefería forzar hasta el final para ver si había algún safety car. Y así fue. La fortuna favorece a los valientes dice el proverbio latino, y así Rusell se aprovechaba del safety car tras una espectacular colisión entre Gasly y Norris para cambiar neumáticos sin perder prácticamente tiempo o posiciones. Alonso fue sancionado con 5 segundos por tocar a Gasly al adelantarle. El golpe dañó el coche del francés que empezó a perder ritmo y posiciones, lo que finalmente derivó en el choque extrañamente provocado por Norris, y que favorecía a Rusell.
El safety car abrió posibilidades para todos. Diez vueltas hasta el final y emoción en todas las zonas de la parrilla. Vimos un intento de rebelión por parte de Leclerc que Verstappen sofocó con una conducción brillante hasta alejarlo de su zona de DRS. Vimos también la primera batalla entre los Mercedes, con Hamilton llorando por todo y Rusell siguiendo con su masterclass de carácter que le haría cruzar la línea de meta quinto. En la parte baja, los Haas y los Aston Martin causaron estragos con una conducción muy física, causando toques y adelantamientos constantemente en esas últimas diez vueltas. Finalmente, Verstappen se alzaría con la victoria demostrando que mientras su coche aguante, él va a estar ahí demostrando de nuevo que su victoria frente a Hamilton el año pasado no fue una casualidad. Los Ferrari completarían el podio con Pérez cuarto. Tras ellos, lógicamente, los Mercedes y sus broncas familiares, el Alfa Romeo de Bottas, los Alpine (Fernando detrás de Ocón por la penalización de 5” que el español aceptó como justa) y un meritorio Alexander Álbon (su Williams es infumable) completaban el top 10 de esta carrera.
Red Bull ya asoma los cuernos y los Ferrari ya no lo ven todo de color de “rossa”. El margen de Leclerc sobre Verstappen ya es sólo de 19 puntos y el de Ferrari sobre Red Bull, de 6. Seguimos sin ver la mejor versión de Sainz lo cual está penalizando tanto a él como a Ferrari. Y en cuanto a Alonso, aunque el Alpine no se rompe, deben mejorar si quieren aspirar a algo más en el próximo Gran Premio de España.
Nos vemos dentro de dos semanas en el Circuito de Cataluña para nuestro Gran Premio. Esperemos que la diosa Fortuna nos sea propicia.