Vivir con una bomba de insulina: "He conseguido que la diabetes sea una parte más de mi vida"

El salmantino Luis Blázquez Miñambres sufre diabetes Tipo 1 desde que tenía ocho años. En el Día Mundial asegura que nunca se ha sentido discriminado. 

Martes, 13, Noviembre, 2018

Pincharse un dedo para extraer una gota de sangre y, así, medir el nivel de glucosa concentrada en ella: es el incómodo ritual al que se enfrentan a diario cientos de millones de personas con diabetes. Se trata de una práctica necesaria para tener controlada la enfermedad y algunos pacientes tienen que repetirla hasta diez veces en 24 horas.

 

Lo sabe bien el salmantino Luis Blázquez Miñambres que sufre diabetes Tipo 1 desde que tenía ocho años. Ahora tiene veinte, y acostumbrado a que su páncreas sea 'vago' asegura que debutó hace doce... "parece que fue ayer", explica sonriendo. Sus primeros síntomas fueron "beber mucha agua, ir al baño con frecuencia y pérdida de peso radical, yo no era muy cosciente", lamenta, destacando que fue su madre quien llevó la voz cantante, "tenía una glucemia de 250".

 

Luis Blázquez Miñambres padece diabetes desde que tenía 8 años (Fotos: C. H. Díez)

 

Estuvo ingresado al menos una semana y media en el hospital de Salamanca y a partir de ahí sus 'nuevos juguetes' fueron una aguja y un bolígrafo, "me pinchaba en el brazo, en la barriga, en las piernas... si no recuerdo mal eran tres pinchazos al día... en el desayuno, la comida y la cena".

 

Una vez que los profesionales médicos vieron que Luis seguía el tratamiento al pie de la letra "mi médico me ofreció una bomba de insulina que evitó por completo todos los pinchazos, desde entonces la vida fue más llevadera, antes tenía que pincharme en un baño, ahora no", asegura.

 

La bomba funciona como un móvil "tiene flechas de dirección, botón de menú... es lo más sencillo del mundo. Lleva un bote de insulina que me suele durar unos cuatro días, después hay que rellenarlo". Y es que para cualquier persona a pie de calle salir con los amigos, beber una Coca-Cola o una copa e incluso comer una hamburguesa puede ser algo habitual, pero para él la cosa se complica un poco. "Este aparato me calcula automáticamente según las raciones de comida que vaya a ingerir, he conseguido que la diabetes sea una parte más de mi vida". 

 

La bomba de insulina facilita la vida al paciente 

 

Aunque reconoce que padecer diabetes te cambia la vida, "es un cambio radical, si llevas un buen control puedes hacer vida normal como cualquier otra persona. Hay gente, compañeros de Universidad que no sabían ni que era diabético, se lo he dicho yo porque gracias a la bomba no he tenido que volver a pincharme cada cierto tiempo". Destaca en todo momento la labor que sus padres han desempeñado a lo largo de los años, "se preocupan más que yo por todo, se implican más, son quiénes me pasan los nuevos avances en medicina".

 

 

En España hay más de cinco millones de personas que padecen diabetes, todas ellas tienen trabas para acceder a algunos empleos públicos tal y como aparece en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Ser Policía, Guardia Civil, funcionario de prisiones, bombero o cartero entre otros empleos públicos es imposible para todos aquellos que padecen esta enfermedad.

 

Luis estudia Ingeniería Informática en la Facultad de Ciencias pero opina que "que todos estos trabajos requieren una condición física muy alta, si tienen que correr detrás de una persona... si te da una hipoglucemia o hiperglucemia los síntomas son complicados, a mí me cuesta razonar, me siento como si hubiera corrido una maratón, empiezo a sudar... entonces entiendo que lo quieran frenar", dice. Aunque por otro lado, cree "que debería permitírseles trabajar a todos aquellos que estén preparados para ello y esté certificado por un médico, cada diabético es un caso, no somos todos iguales". 

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