Una profesión en peligro de extinción, un trabajo de riesgo que te obliga a vivir al día y una tarea que mantiene viva la esencia de la cercanía. Un"medio de vida" que sigue estando presente en el decorado de la capital charra.
La importantísima crisis de venta que sufre la prensa escrita y las revistas ha golpeado la actividad de un sector que pese a todo sigue manteniéndose a flote contra viento y marea. Hace justos dos años Salamanca decía adiós a tres de kioscos situados en lugares estratégicos, como en la misma plaza del Oeste, el paseo de Canalejas (junto al colegio público Padre Manjón) o el paseo de la Estación (junto al Palacio del Llen). Un mes después, a la lista se sumaba el kiosco ubicado en el Parque Picasso. Actualmente, el Ayuntamiento tiene registrados entre 35 y 40 kioscos físicos, lo que no quiere decir que estén todos abiertos y Tribuna de Salamanca ha querido acercarse a dos de los más emblemáticos para conocer un pequeño rato de una profesión en la que no existen horarios.
Al ofrecer un servicio esencial no cerraron durante el confinamiento estricto declarado en España, pero...¿han notado una mejoría o como a todos, la pandemia les ha afectado a peor? Celso Leonardo Vázquez, trabajador en el kiosco situado en el Parque de la Alamedilla advierte de la escasa diferencia en la venta de periódicos: "Hemos conseguido compensar los periódicos que no vendíamos a los bares, pero al fin y al cabo no ha habido diferencias con respecto a las ventas de antes de la pandemia. Los periódicos en papel están condenados a desaparecer, lo tengo bastante claro".

¿Cómo afecta este hecho a su trabajo? ¿Cuál es su mayor fuente de ingresos? "Mínimamente, eso ya afectó en su momento a gran escala. Mi mayor fuente de ingresos acaba siendo lo tradicional; golosinas, agua, refrescos...Este es un kiosco que también lleva a cabo procesos digitales, como la recarga de móviles de todos los países del mundo, activamos compañías de teléfonos móviles, vendemos servicios de fibra, contenidos digitales...Nos hemos tenido que adaptar en función de las oportunidades que nos brindaba el mercado y a pesar de ser un local muy pequeño", explica. Además, nos habla del sufrido horario al que se tiene que enfrentar, desde las 6:00 hasta las 00:00 y su pensamiento de que "los kioscos seguirán existiendo". ¿Qué significa para usted este kiosco? "Es el medio de vida de mi familia y mío" .
Por otro lado y en la misma línea, se mostraba Jesús Manuel Alvárez, dueño del kiosco situado en la Plaza de los Bandos durante siete años: "Ahora mismo la situación es complicada. No nos podemos acoger a ERTE, ni subvenciones, somos un negocio fantasma que está en la sombra. Nos permiten abrir porque tenemos prensa, pero eso no significa ingresos. Cuando estábamos en pleno confinamiento la gente prácticamente no salía y como mucho se paraba a mirar, la venta era de 'picoteo'. Al final, hacemos lo que podemos, porque ya no es lo que era. En mi caso, por ejemplo, llegó un punto en el que dejé de vender revistas. Haciendo balance eran mayores los gastos y me vi obligado a suprimir su venta. En lo que llevo aquí me he dado cuenta de que hay que renovarse o morir y este negocio implica que te tengas que devanarte los sesos para sobrevivir en el día a día".
¿Qué significa este kiosco para ti? "Una vida y bastante bien hecha. Poco a poco lo he ido sacando, no le falta de nada, tampoco tiene de todo, pero trato que no falte de nada y además la ubicación es en pleno centro. Gracias a ello puedo salir adelante. Los kioscos ya no son lo que eran...". ¿Y qué es lo que eran? "Eran grupos de diez niños comprando gominolas después de salir de clase o mañanas en las que todo el mundo compraba el periódico. Había color y para mí esto sí es un kiosco, el resto son locales habilitados para ello, el día que desaparezcamos, desaparecerán los kioscos".
Los clientes habituales son los que me dan la vida
¿Es complicado vivir de ello? "Yo diría que es ir día a día, echarle mucha paciencia e ir poco a poco. Hoy saco, mañana no y pasado saco el doble para validar el día anterior. Es un negocio en el que necesitas conocer a tus clientes, ver lo que les gusta lo que no...Para salvarse hay que tener paciencia y hacer muchas horas. No tenemos horario".
Y para finalizar un mensaje claro, ¿qué es lo que te hace seguir?: "Los clientes habituales, ellos son los que me dan la vida, los que me permiten levantar y sostener esto. Te aportan una continuidad necesaria. Estamos ahogados".
Los kioscos suponen una parte esencial del escaparate que nos encontramos a diario, sin embargo, hemos ido viendo desaparecer esos pequeños bultos que dibujan nuestra ciudad. Ellos tratan de sobrevivir, pero...¿durante cuánto tiempo?
