Cierra el primer local en vender los 'Ferrero Rocher' en Salamanca: "Hay que apostar por el comercio pequeño"

Con una historia ya escrita y otra por escribir, Manolo se despide del que ha sido su barrio y Salamanca dice adiós a un negocio pequeño y cercano capaz de especializarse en base a los gustos de caras conocidas. 

Jueves, 07, Octubre, 2021

Después de 40 años su historia escribe el final. En la calle Pedro Cojos cercano a la Plaza del Bretón, se encuentra un pequeño local que comercializa con diferentes marcas de caramelos, frutos secos, gominolas, pastas, polvorones...Un poco de todo, pero todo de calidad. Capaz de sentarse en la mesa, aunque a distancia, en los momentos más importantes de la vida de sus clientes, así como en su día a día de la manera más cotidiana posible, Manolo comenzó su andadura en la capital charra siendo mayorista y vendiendo a los kioscos de la ciudad. Sin embargo, el tiempo fue cerrando sus opciones de mercado y poco a poco ha ido especializando sus productos a la cara de todos por los que allí pasan. 

 

No es un kiosco, no es un ultramarino…es una tienda de barrio. Un local sencillo, pero que invita a entrar, aunque no sea para comprar. Invita a compartir una conversación, un pensamiento o una preocupación. Manolo saluda a todos los que pasan por la puerta mientras que atiende a Tribuna de Salamanca y entre otros secretos nos cuenta que fue el primer local en el que se vendieron los famosos 'Ferrero Rocher' y los bombones 'Lind'. "Hemos tocado productos muy específicos; miel, pastas...productos muy señalados. Especialmente, nos especializamos en los caramelos y aquí en Salamanca con tanta variedad creo que somos la tienda de Caramelos Cela y nosotros". 

 

Además, si de algo se siente "orgulloso" Manolo es de la venta de productos navideños: "Venía gente a comprar aquí y eso que no es una zona comercial. Esos productos sí que son muy seleccionados. Escogía de cada casa lo mejor". ¿Y cómo se escogía? "Probando y no hacía ningún esfuerzo, la verdad. Lo hacía con mucho gusto. Siempre he vendido convencido de que si a mí me gustaba iba a gustar a la gente y siempre lo he hecho así. Eso era lo prioritario, que a mí me gustaran". 

 

Ahora, su etapa se acaba, dejando un "gran vacío", según sus propios clientes reconocen, ¿cómo se le presenta esta nueva etapa? "Supone una mezcla de emociones; de alegría y de tristeza ya que dejas el contacto personal de clientes que se han convertido en tus amigos y familia. Ante todo, tranquilo y a gusto. Ahora dedicaré todo el tiempo que pueda a mi familia, no tengo planes, simplemente estar ahí para ellos, porque una de las cosas que tiene este trabajo es que se le dedican muchas horas". 

 

Como cliente y mirando la realidad desde un papel secundario, ¿qué ocurrirá con este tipo de negocio? "Me da mucha pena, porque siempre he sido un defensor del comercio pequeño, del comercio de barrio, del comercio cercano y de contacto con la gente. Ir a un supermercado, bueno...creo que hay que apostar por el pequeño comercio, porque en ocasiones nos encontramos competencias desleales". 

 

Con una historia ya escrita y otra por escribir, Manolo se despide del que ha sido su barrio y Salamanca dice adiós a un negocio pequeño y cercano capaz de especializarse en base a los gustos de caras conocidas. 

 

 

 

NUESTRA NEWSLETTER