Para conocer una ciudad lo mejor es recorrer sus calles, perderse, acercarse a la realidad cotidiana de sus habitantes además de visitar sus monumentos más célebres, sus mercados, su gastronomía… Pero en muchas ocasiones es prácticamente imposible ver todo lo que deseamos. El tiempo o el tamaño de la ciudad hacen que nos quedemos con la miel en los labios. Pero hay un modo muy particular de conocer a grandes trazos la estructura de la urbe que visitamos: desde las alturas, a través de miradores urbanos y Salamanca cuenta con varios de lujo convertidos en atractivos turísticos.
Se puede decir que la vida en Salamanca empezó en dos cerros, el de San Vicente y el llamado teso de las Catedrales, donde se asentaron los primeros salmantinos hace siglos. Desde sus atalayas disfrutaron de las vistas sobre el Tormes y del crecimiento de la ciudad, sin sospechar que las vistas de altura acabaran siendo argumento turístico apreciado en Salamanca. La ciudad ofrece hoy disfrutar del sosiego, el silencio y la paz que se consigue subiendo a lo más alto de tres de sus monumentos emblemáticos: la Catedral, la Clerecía y el convento de San Esteban.

Ieronimus: las torres de la Catedral
La ascensión a las Torres de la catedral de Salamanca, Ieronimus, recibe su nombre en honor al primer obispo de la diócesis Jerónimo de Perigeux, obispo caballero de la reconquista, amigo del Cid y Jimena, obispo de Valencia, que fue solicitado por Alfonso VI de León en el año 1102 para hacerse cargo del obispado de Salamanca y para pensar en su catedral.

Se trata de un recorrido de hasta los 103 metros de altura de su torre de las campanas, junto a la campana ‘María de la O’, que permite pasear por los tejados de la catedral, acceder a su terrazas, desde las que se percibe la relación que desde hace más de 900 años han ido construyendo Catedral y la ciudad y descubrir espacios interiores y de manera especial asomarse a sus dos templos, que comparten una muro de carga y únicos; llamados popularmente Catedral Vieja y la Catedral Nueva.
Este espacio patrimonial se recuperó y musealizó en el 2002, con la Capitalidad Cultural, el Plan de Excelencia y la colaboración entre Cabildo de la Catedral y el Ayuntamiento. En estos 19 años de presencia, Ieronimus se ha configurado como una experiencia cultural, espiritual y turística que mantiene todo su valor, su utilidad y su vigencia.
Torres de la Clerecía: escalera hacia el cielo
La visita a las torres de la Clerecía, en la Universidad Pontificia, se sumó hace unos años al camino abierto por Ieronimus. La experiencia fue bautizada como 'Scala Coeli'. La visita permite acceder a los matroneos o tribunas, desde cuyos balcones se visita el interior de la Real Clerecía de San Marcos. Allí, el visitante puede asomarse al primer balcón, desde el que contemplar, gracias a su proximidad, el altar mayor y el magnífico retablo barroco de la Clerecía.
El espacio expositivo está dividido en tres salas: en la primera de ellas, el visitante podrá contemplar retratos de doña Margarita de Austria y Felipe III, y documentación sobre la fundación del Colegio Real de la Compañía de Jesús, anterior y posterior a la expulsión de los jesuitas.
En una segunda sala, las vitrinas ofrecen información sobre los inicios y etapas de la construcción del edificio, los antecedentes e influencia de otros trazados históricos, los colegios de la Compañía en España y su expansión americana. También se incluye documentación sobre los arquitectos, sobre los retablos de la capilla mayor y del crucero. La tercera sala está dedicada al “nuevo renacer”.
El recorrido continúa por la escalera de acceso a las dos torres de la iglesia. La subida por la escalera, denominada del campanero, totalmente restaurada, está ambientada con una intervención de luz y sonido, que entretiene al visitante. Ya en las torres, se accede al cuerpo de campanas y se divisan diferentes perspectivas de la ciudad, con el atractivo de la luz nocturna.

El tránsito entre ambas torres permite una visión única de Salamanca, con su Catedral al fondo, la Plaza de Anaya y otros edificios de la Universidad de Salamanca, panorámicas singulares que el visitante nunca antes había conocido y que, con la noche, refuerzan aún más su belleza.
Convento de San Esteban
El Convento de San Esteban, declarado Bien de Interés Cultural, y cuya construcción, de estilo plateresco, data del siglo XVI, es uno de los más visitados de la ciudad. Hace unos años unas obras de restauración permitieron habilitar la terraza existente tras la fachada de la iglesia, convirtiéndose en un nuevo mirador de la ciudad para los visitantes junto a los muy conocidos de las Catedrales y la Clerecía. El lugar ofrece unas vistas privilegiadas de la Catedral, pero no es lo único que podemos ver en una visita.

Bajo el título 'Humanitas, Verdad, Bondad y Belleza', una nueva propuesta expositiva pretende trasladar al visitante cómo San Esteban (la Escuela de Salamanca) fue fundamental en un cambio de época (del mundo medieval al moderno). El Convento fue escenario donde se gestó buena parte de las claves de nuestra cultura occidental, como el viaje de Colón, el Derecho de gentes, y los nuevos paradigmas.