¿Son necesarias las diputaciones provinciales? Ésta pregunta ha generado, genera y generará un debate tan amplio como se quiera porque sus detractores y sus partidarios podrían dar muchos argumentos acerca de su utilidad o su notable gasto.
Lo cierto es que, con los datos en la mano, la Diputación de Salamanca cuesta 106 millones de euros (2016) y gran parte de ese dinero no llega a los ayuntamientos de los que tanto hablan los políticos, porque se queda por el camino en el sueldo de los numerosos políticos o asesores de cada una de las Diputaciones.
Y, en muchos casos, el sueldo o la remuneración que tienen los políticos de Salamanca llega por no hacer (casi) nada o por figurar en las fotos de las diferentes ruedas de prensa para la presentación de libros o exposiciones que suponen otro gasto innumerable. Además, y con el auge de las carreras populares, algunos cobran por aparecer en una foto y leer la nota de prensa en cuestión.
Éste es el caso de diputados ‘florero’ como el de Cultura, Julián Barrera,; de Deportes y Ferias, Jesús María Ortiz; o los de Medio Ambiente y Turismo, Manuel Rufino y Francisco Javier García, que no cuentan con actos públicos y ninguno de ellos interviene apenas en los plenos. También se podría trasladas este razonamiento a Eva María Picado y José María Sánchez, a los que Javier Iglesias ‘usa’ en ocasiones para acudir a los actos públicos incómodos para él (moción de censura en Galindo y Perahuy).
Pero todo no queda ahí, porque más sangrantes son aún las retribuciones económicas que perciben los diputados salmantinos, diferentes en cada caso, al contar o no con dedicación exclusiva. Los sueldos de un diputado de área o servicio ascienden a más de 3.600 euros brutos al mes, mientras que los delegados sin una dedicación exclusiva se centran en un pago por pleno y por comisión.
Y no se pagan mal, no. Así, cada uno de ellos cobra la nada despreciable cifra de 480 euros por cada pleno y 60 euros por cada comisión; además, hay diputados que están en varias comisiones a la vez y pueden ganar incluso más dinero que por acudir al pleno.
¿Se imaginan que a cada uno de ustedes por ir a su puesto de trabajo cada día le dieran una retribución 'extra'? Esto ocurre en las diputaciones porque los delegados que reciben dinero por pleno y comisión tienen la libertad de poder ejercer además, otra actividad profesional al margen de ésta, que no es incompatible. No ocurre así con los que cuentan con dedicación exclusiva.
No en vano, muchos de los diputados mencionados con anterioridad como Manuel Rufino, Eva María Picadoo José María Sánchez apenas intervienen en pleno ni ofrecen apariciones públicas. Otros por contra, como Julián Barrera o Jesús María Ortiz parecen haber quedado para la foto y poco más... que a algunos les gustan demasiado. Y se pagan bien.