El testimonio de las personas sin hogar en Salamanca: "Esta vez el laberinto no es un juego, sino mi vida y no veo salida"

Aproximadamente, se contabilizan un total de 40.000 personas sin hogar acompañadas por Cáritas y 2.500.000 personas en situación de extrema vulnerabilidad. 

Martes, 26, Octubre, 2021

¿Hasta qué punto resulta necesario llamar la atención sobre la propia realidad? ¿Hasta qué punto pasamos de largo ante las personas sin hogar? Cáritas de Salamanca celebra a lo largo de toda la semana una serie de actividades, al mismo tiempo que presenta testimonios reales de personas que han pasado y siguen pasando por esa situación. Tienen claro cual es su objetivo, mostrar "la dificultad continuada y permanente que tienen para acceder a los derechos fundamentales" y todo ello bajo el lema: '¿Sin Salida? Perdidos en un sistema de protección social que no protege'.

 

Precisamente, la aparición del Covid-19 y la pandemia sanitaria que hemos vivido y seguimos viviendo, ha desatado una profunda crisis social, económica y humana drentro una realidad extraordinaria en la que las personas más frágiles y vulnerables viven con mayor crudeza la desprotección social y el acceso a los derechos humanos fundamentales. Esta es la realidad que se quiere constatar desde Cáritas, una realidad cada día más compleja y difícil para que estas personas puedan acceder a los derechos humanos y a los recursos necesarios para poder vivir con dignidad.

 

Los datos hacen temblar: Aproximadamente, se contabilizan un total de 40.000 personas sin hogar acompañadas por Cáritas y 2.500.000 personas en situación de extrema vulnerabilidad que existen hoy en nuestro país como consecuencia de los efectos de la crisis. 

 

Esas personas están cerca y dos de ellas han querido dejar su relato: 

 

"He pasado gran parte de mi vida encerrada, entre cuatro paredes, entre adicciones, con ataduras que no me dejaban vivir dignamente. Pero el destino, caprichoso, hizo que hace un año una enfermedad me devolviera la libertad. Y volví a ser yo. Volví a amar y a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. A controlar mi ira, mis impulsos, a saber pasar a tiempo. Paradojas de la vida, que en el momento más crítico me abrió una ventana de esperanza. Tengo 55 años, sueños que cumplir y toda una vida por delante", Carmen

 

"Esta vez, el laberinto no es un juego sino mi vida. Un tablero en el que voy dando tumbos, de centro en centro y tiro porque me toca. Lanzo los dados a ver si la suerte me sonríe y cobro el ingreso mínimo vital que tarde en llegar demasiado meses porque no me sale nunca un '5'. Y cuando sale, después de haber caído en el pozo, en la cárcel y haber retrocedido por las peores casillas de la vida, mi recompensa es cobrar 62 míseros euros de lo que 'la banca' se cobra los intereses. Y me toca volver a la casilla de salida. Sin salida, así es como me siento. No consigo encontrar esa puerta que me facilite el camino, el botón del 'play' que me reinicie y me regale más vidas. Todos son obstáculos, pruebas y burocracia. A veces, hasta hago trampas para ver si me caigo del tablero y paso a otra pantalla. Pero el sistema no acepta a los que no apuestan fuerte. No es un juego ni yo un simple peón de este tablero llamado protección social. He vuelto a perder la partida. Estoy otra vez en la casilla de salida, pero SIN SALIDA", Gonzalo. 

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