Hoy en día nadie imagina una universidad sin mujeres. Estudiantes, profesores, órganos de gobierno y personal de administración y servicios, las féminas llegan ya a todos los estamentos universitarios en mayor o menor medida. Aunque no siempre fue así. Hasta 1910 no se generalizó la incorporación de la mujer a los estudios universitarios, aunque, tanto en la USAL como en otras universidades españolas un grupo de mujeres pioneras abrió el camino y luchó por sus derechos.
En la Universidad de Salamanca, con ocho siglos de historia a sus espaldas, este camino ya lo abrieron mujeres como Beatriz Galindo o Lucía de Medrano entre los siglos XV y XVI. Mujeres destacadas que hicieron historia y cuyo papel pasa, hoy en día, casi desapercibido. A Beatriz Galindo puede considerársela como la primera mujer laica y culta, ya que por entonces las mujeres sólo podían estudiar en los conventos. Nacida en Salamanca hacia 1465 fue escritora y humanista y llegó a estudiar en una de las academias de la Universidad de Salamanca. A los 16 años llegó a dominar el latín y consiguió asombrar al Claustro del Estudio. Tal fue su fama que obtuvo el sobrenombre de ‘La Latina’ y se convirtió en maestra de la reina Isabel la Católica y sus hijos.
Por su parte, el papel de Lucía (o Luisa) de Medrano en la historia de la mujer en la Universidad es fundamental. Sin embargo, ha caído en el olvido. Antes de que la historia le concediera el honor a Marie Curie de ser la primera mujer catedrática de la historia por su puesto en La Sorbona, Lucía de Medrano ya ejerció como tal varios siglos antes, ya que impartió clases en una Cátedra de la USAL en 1508 en sustitución de Antonio de Nebrija. Hoy este importante hito apenas es conocido y de su figura apenas nadie sabe nada, salvo por el instituto salmantino que hoy lleva su nombre.
Incorporación de la mujer a la Universidad
Después, no sería hasta finales del XIX y principios del XX cuando las mujeres volvieran a pisar las aulas universitarias, aunque no sólo las salmantinas, sino también en todo el territorio nacional. En el estudio salmantina una de las primeras sería Ángela Carraffa de Nava, que, vallisoletana de nacimiento, consiguió terminar su carrera en 1888 en la Universidad de Salamanca y doctorarse en 1892 en la Universidad Central de Madrid, lo que la convirtió en la primera mujer que obtuvo en España el título de Doctora en Filosofía y Letras. A finales del XIX, en la década de los 90 de ese siglo, también pasó por las aulas de la Universidad de Salamanca Micaela Juanes Rollán, aunque no llegó a terminar los estudios.
Ya sería en los primeros años del siglo XX cuando llegaron nuevas mujeres pioneras al Estudio salmantino. Sin duda, una de las más conocidas es María de Maeztu, que consiguió matricularse como alumna no oficial de la USAL y se le considera la primera mujer inscrita en la facultad de Filosofía y Letras de Salamanca. Un mismo papel destacado en la primera década del nuevo siglo que también jugaron otras mujeres como Teresa Iglesias, que fue la primera mujer en entrar en la facultad de Medicina y que consiguió licenciarse en 1914, o María Luisa González, primera mujer universitaria que consiguió por oposición una beca para estudiar en Salamanca.
Aunque la presencia femenina siguió siendo minoritaria, a partir de los años 30 fueron varias las mujeres que se licenciaron con buenos resultados y expedientes brillantes en Salamanca. Y es que el camino abierto por éstas y otras muchas mujeres, tanto en Salamanca como a nivel nacional, ha servido para la presencia femenina se consolide en todos los estamentos universitarios tal y como lo conocemos hoy en día.