La Salamanca acristalada: proliferación de mamparas y paravientos alegales que 'blindan' las terrazas

La permanencia de las 'terrazas Covid' llena muchas calles de paravientos y macetas con las que muchos locales acotan el espacio, algo que va en contra de las ordenanzas

Félix Oliva López
Viernes, 01, Julio, 2022

La permanencia de las denominadas 'terrazas Covid', el modelo extendido que permitió ampliar a quien ya tenía licencia o poner sillas y mesas a quienes nunca tuvieron, está generando algunas disfunciones en los espacios que ocupan en el centro histórico de Salamanca y en toda la ciudad. Estamos en un momento de transición porque el consistorio está implantando las dos nuevas ordenanzas que regulan la actividad en el centro histórico y en el resto de la ciudad; una vez estén totalmente operativas, la excepción de las 'terrazas Covid' llegará a su fin, pero antes habrá que resolver las alegaciones que ha presentado el sector hostelero.

Hasta que llegue ese momento, algunas terrazas de Salamanca, especialmente en el centro, parecen espacios acristalados. En muchas se aprecia la colocación de mamparas o paravientos por varios de sus lados, cerrando el espacio de mesas y sillas, tarea para la que se usan también maceteros y otros elementos decorativos. El efecto estético es discutible, especialmente en zonas de gran concentración de terrazas, y el buen tiempo hace poco justificable su uso, pero es que además estos elementos están en una situación de alegalidad.

No es así en todos los casos, hay locales que los usan con moderación, pero es fácil encontrar casos en los que se va al extremo. Sólo hace falta darse un paseo por las calles y plazas más turísticas, desde la Rúa a Poeta Iglesias, donde la presencia de terrazas es mayor tras la pandemia y donde es habitual ver el uso de mamparas. En las imágenes de este reportaje se aprecian buenos y malos ejemplos de lo que debe ser el uso de estos elementos en lo que, por cierto, es un espacio público: la concesión de licencia, provisional o no, es una autorización para usar lo que sigue siendo dominio público.

La situación ha hecho crecer la contestación por su presencia en las calles. Las terrazas extendidas fueron la solución a un problema concreto, la prohibición de permanecer en interiores o las limitaciones de aforo en bares y restaurantes. Reinaron durante meses en lo peor de la pandemia del coronavirus, pero hace meses que se levantaron por completo las restricciones. La idea inicial era haber puesto fin a la excepción en cuanto se acabaran las limitaciones, pero no ha sido así. El consistorio ha preferido esperar a que se normalice la situación económica y el final definitivo de la excepción se producirá cuando entren las nuevas ordenanzas porque son incompatibles.

En estos momentos, el consistorio está renovando quincenalmente las autorizaciones y la deniega en aquellos casos en los que hay incumplimientos. Sin embargo, el asunto ya ha llegado al seno del consistorio y en las comisiones informativas del área de Policía administrativa se ha solicitado que se controle la presencia de estos elementos que están prohibidos, tanto por la ordenanza antigua todavía vigente como por las dos nuevas.

 

Ni delimitar, ni cerrar

La ordenanza vigente sobre instalación de terrazas de hostelería en la vía pública recoge en su artículo 20 la normativa sobre el uso de elementos auxiliares. Permite las sombrillas y apunta cuáles es la norma para otro mobiliario. "Se admitirá la colocación de estufas, mamparas, cortavientos, jardineras u otros elementos decorativos siempre que no delimiten ni cierren el espacio de la terraza y permitan que ésta pueda ser atravesada por peatones o transeúntes", dice. Es decir, que estos elementos no pueden servir como cerramiento de la superficie que ocupan las sillas y mesas de la terraza de un local ni impedir que un peatón pase. Y, sin embargo, es lo que está ocurriendo. Tanto la ordenanza todavía vigente como las dos nuevas mantienen la regulación de las mamparas así, pero de momento su uso se encuentra en un vacío legal.

La situación ha convertido muchas terrazas en auténticos fortines gracias al uso y colocación de mamparas, maceteros y otros elementos. Su uso se ha tolerado durante meses y tenía sentido. Obligados a consumir en la calle por limitaciones o prohibición a hacerlo en interior, la función de los paravientos, estufas y sombrillas ha sido proporcionar algo de confort. Sin embargo, ahora mismo su uso ya no parece tan necesario, pero se mantienen y se están usando para acotar el espacio, que es justo para lo que no deben usarse.

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