La Comisión Territorial de Patrimonio ha autorizado el "desmontaje y sustitución" de los restos arqueológicos hallados durante la construcción de una residencia en la calle San Silvestre que podrían corresponder al desaparecido convento de Santa Ana.
La comisión, reunida esta semana, asume el informe de la ponencia técnica que concluye que las ruinas "no reúnen valores suficientes para su proyección social a través de un proyecto de musealización" y se puede "proceder al desmontaje y sustitución" de los restos para la construcción del sótano proyectado en la parcela. También insta a que la "deconstrucción y la excavación de depósitos restantes" se hagan de forma manual y supervisada en previsión de que aparezcan más restos.
La historia comenzó con el proyecto de construcción de una residencia en la calle San Silvestre, en las inmediaciones del cerro de San Vicente. Fue una zona arrasada por los franceses durante la Guerra de Independencia y era factible que aparecieran ruinas. La promotora vació el edificio que se levantaba en esa parcela, sondeó el subsuelo y halló restos, lo que motivó a la Comisión Territorial de Patrimonio a ordenar más excavaciones para decidir sobre su conservación o su desmontaje total o parcial.
Los hallazgos "sin duda" más interesantes corresponden a la época prenapoleónica: mampostería de arenisca, suelos de baldosas, cimentaciones y silos circulares. El proceso de excavación supuso un "notable avance" en la investigación del barrio, aunque los restos están "muy fragmentados" y según la Comisión no reúnen valores suficientes para su musealización.
"Conservar los restos, lo primero"
La asociación de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio cree igualmente que "posiblemente se trate del Convento de Santa Ana, que estuvo ubicado en esta zona, como otros edificios religiosos también arrasados durante la invasión napoleónica".
La entidad es partidaria de "conservar los restos, lo primero" y después plantearse custiones como musealizarlos o en su defecto, inventariarlos y volverlos a enterrar para protegerlo en el subsuelo, aunque no ocultan su "temor" porque los propietarios "sigan con el proyecto" y construyan los sótanos tal y como tenían previsto. "A lo mejor podrían reordenar los volúmenes y respetar los restos", sugieren.
En esta línea, afean que los promotores vaciasen el interior porque creen que podrían haberse salvado las estructuras del edificio, fechado en 1946, y advierten de que la fachada (que se ha conservado) no tiene ningún tipo de catalogación ni de protección y aún podría ser derribada.