Mudéjar en Salamanca: Cuando ladrillo y madera se funden y transforman en arte

El arte mestizo por excelencia no es ajeno Salamanca, sobre todo a su provincia con pequeños tesoros -aunque hay más-, en las comarcas de Alba y Peñaranda

Teresa Sánchez
Domingo, 25, Febrero, 2024
Más Tribuna

Arte mestizo por excelencia, los orígenes del mudéjar se remontan al siglo XI. El avance de los ejércitos cristianos para reconquistar las tierras ocupadas por los árabes permitía entonces a muchos maestros musulmanes permanecer en sus casas y trabajar para los reyes y señores de Castilla y Aragón con el resultado de es un nuevo estilo arquitectónico, genuinamente español, cuya fuerte personalidad impresiona y deleita a estudiosos y turistas. En España quedan en pie numerosos edificios mudéjares de diferentes tipologías religiosas y civiles, capillas cristianas, sinagogas judías y palacios reales, que integran elementos románicos y góticos en el diseño de las plantas, con los rasgos típicos del arte andalusí como arcos de medio punto, frisos y techumbres de madera y, sobre todo, el ladrillo, el yeso y la cerámica como material de construcción, en lugar de la piedra.

Salamanca no es una provincia ajena a este arte mudéjar y de hecho, sobre todo en su provincia esconde un interesante y poco conocido patrimonio arquitectónico de templos de estilo mudéjar. A través de los mismos es posible apreciar el estilo hispano musulmán que quedó reflejado en estos edificios cristianos, creados en una época de mestizaje e intercambio.

Principalmente en municipios de las comarcas de Alba de Tormes y Peñaranda esconden pequeños tesoros en forma de iglesia que fusionan cristiano y musulmán en un recorrido que recorre 16 templos. Templos mudéjares que han pervivido al paso del tiempo y en los que la madera y el ladrillo, como elementos diferenciadores de este estilo arquitectónico, se convierten en arte.

Proponemos un viaje iniciático por los dieciséis templos que forman parte de esta ruta, en la que se fusionan lo cristiano con lo musulmán para dar como resultado templos de los siglos XII y XIII en los que las técnicas propias del estilo mudéjar se adaptan al románico de la época. Son templos sobrios y sencillos del románico pero que sorprenden por su belleza y que esconden en su interior artesonados de madera que merece la pena descubrir.

Damos los primeros pasos en Alba de Tormes para encontrar las iglesias de San Juan y de Santiago sin duda dos ejemplos de este estilo. La primera de ellas es el modelo para todas las demás y origen de esta corriente en la provincia. Tanto en el exterior como en el interior destaca el empleo de piedra arenisca junto al ladrillo para ennoblecer los capiteles. San Juan ofrece un amplio y diáfano espacio interior creado gracias a dos arcos formenos rebajados, con casi 20 metros de luz, que sustituyeron en una reforma del siglo XV los arcos originales en ladrillo.

La segunda, cerrada al culto y que de forma puntual alberga exposiciones temporales durante el año, es la más antigua de la villa ducal y lugar de enterramiento de personas notables. Se remonta a la segunda mitad del siglo XII cuando se inició una importante actividad constructiva en la villa con hasta cinco iglesias románico-mudéjar, de las que solo quedaron dos y Santigo en la más antigua.  Un pequeño templo de una sola nave, con ábside semicircular precedido de tramo recto. La iglesia mide 23,50 metros de longitud y 6,50 de anchura en el tramo presbiterio y 10,50 en los pies.

Seguimos camino, recorriendo catorce municipios con primera parada en Coca de Alba y su ábside románico-mudéjar; Galleguillos de Alba, Turra de Alba, que conserva su ábside original; Aldeaseca de la Frontera, que conserva parte del templo medieval aunque escondido entre reformas posteriores; Gajates y su ábside, uno de los más destacados de la comarca; Nava de Sotrobal, que conserva el ábside románico mudéjar; Paradinas de San Juan con una importante torre barroca y un ábside destacado; y Villar de Gallimazo con una iglesia de origen remoto pero reedificada según el estilo mudéjar de la comarca.

Y nos encontramos con quizá una de las iglesias más bellas de la comarca y su estilo románico mudéjar en Peñarandilla. Un templo medieval con un característico ábside, una cabecera sencilla y un portada sur en la que ya empieza a despuntar lo gótico. Un templo que responde a la tipología rural de una nave rematada en ábside semicircular y que ha conservado además una interesante decoración original en sus paramentos.

También son destacados los templos de Macotera, Cantaracillo, Rágama y Villoria entre otras cosas por sus artesonados de madera.

Macotera posee lo que se conoce como 'El cielo de Macotera', un impresionante artesonado mudéjar en la nave central. Por su parte, en Cantaracillo encontrará una de las mejores armaduras de carpintería mudéjar de la provincia, además de la antigua cabecera románico-mudéjar. Villoria conserva una de las mejoras portadas de este estilo en la provincia, mientras que, finalmente, el ábside de la iglesia de Rágama que deja prendado a cualquier amante de este estilo.

Un interesante recorrido para sorprender al viajero y descubrir pequeños tesoros ocultos en una ruta en la que religión e historia se funden para mostrar los mejores ejemplos del patrimonio salmantino en unas comarcas marcadas por el estilo románico-mudéjar y que es uno de los focos más importantes de esta corriente de todo el territorio nacional.

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