Esto de la crisis del PSOE de Castilla y León viene a refrendar la opinión que tienen muchos ciudadanos sobre la democracia interna de los partidos. Por mucho que se intenten aplicar fórmulas participativas, primarias, o como se quiera llamar a los diferentes procesos, simplemente no existe. Y esa aseveración es grave. Pero no existe. Al final, los partidos políticos, especialmente los de gran tamaño y estructura, están sujetos a las voluntades de unos comités que se manejan como un guiñol. Y las marionetas son todos los nombramientos que surgen de un dedo apuntador. Decía un veterano político de Castilla y León, cuyo nombre no viene al caso pero que representa todo lo señalado anteriormente, que el verdadero poder lo tiene quien confecciona las listas. Ahí entran concejales, diputados provinciales, procuradores autonómicos, Congreso, Senado, Europa, delegaciones, asesores y todo lo que se pueda incluir en el capítulo de voluntades manejado por unos pocos que están entregados a la sumisión de su líder.
En el PSOE se han cansado de Luis Tudanca en Castilla y León. No hay más vuelta de hoja. Le dan por amortizado pese a tener en su registro la última victoria socialista en Castilla y León; insuficiente para gobernar pero tremendamente ilustrativa porque solo Demetrio Madrid había conseguido ganar con los apoyos suficientes para formar gobierno, que no es lo mismo. Pero aquello eran tiempos pretéritos donde la política tenía otros registros. Ahora todo se orienta de otra manera menos nostálgica y con unos códigos de conducta que responden esencialmente a intereses puntuales. El secretario general del PSOE es Pedro Sánchez, con la conclusión de que este proceso de Castilla y León es un simple aperitivo para un apetito voraz de controlar absolutamente todo el aparato del partido al precio que sea, como ya ha demostrado con su hoja de ruta para conseguir y mantener la presidencia del Gobierno en España.
La crisis del PSOE en Castilla y León ha fracturado al partido con posicionamientos claros a favor de Luis Tudanca y otros que solo apuntan hacia Ferraz para evitar complicaciones. El secretario regional dice que ha cumplido con todos los plazos que marca el reglamento del partido, pero desde Madrid le desautorizan y tumban su idea de convocar un congreso regional previo al nacional que está previsto para finales de noviembre, creado exclusivamente para entronar a Pedro Sánchez en un momento delicado de su pasaje, con el informe de la UCO caliente y los casos Koldo y Gómez más efervescentes que nunca desde que saltaron a la opinión pública.
Tudanca está amortizado para Santos Cerdán y para Sánchez. Después de negociar en Bruselas con Puigdemont, al secretario de organización del PSOE esto de Castilla y León le tiene que sonar a chiste de provincias mientras no se detiene en que están dilapidando la credibilidad de un partido que debería ser importante y alternativa al gobierno del Partido Popular.
Porque esta es otra colateralidad de la crisis del PSOE en la Comunidad. La división interna que ha creado esta decisión centralista de desautorizar a Tudanca y tumbar el congreso autonómico allana aún más el camino a Fernández Mañueco. Después del harakiri de VOX, los lamentos socialistas distorsionan cualquier intento de afianzar otra opcion diferente. El PP tiene en la Comunidad a los mejores compañeros de viaje posibles.