En un mundo en constante cambio y con una creciente preocupación por la seguridad, la defensa personal se ha convertido en una habilidad fundamental. A pesar de los avances en igualdad de género, las estadísticas siguen mostrando que las mujeres son más vulnerables a ser víctimas de agresiones físicas y sexuales.
Por ello, aprender defensa personal no sólo contribuye a aumentar la seguridad, sino también a potenciar la confianza en sí mismas y a fomentar la independencia.
Nos adentramos en la Casa de la Mujer, ubicada en la calle Lugo, donde nos reciben Ángela Cámara y Juan Carlos Bernal, agentes de la Policía Local de Salamanca y encargados de impartir el taller de autodefensa incluido dentro de la programación de actividades de la Escuela Municipal de Igualdad del Ayuntamiento.
El objetivo es claro, "sensibilizar y formar a la ciudadanía en materia de igualdad para prevenir conductas violentas y nocivas. Hay que conocer la situación de miedo que puede plantearse en la calle para gestionar los nervios de otro modo".
Así, doce mujeres aprenden técnicas para a enfrentarse situaciones complicadas, "aquí no se emplea la fuerza, sólo la técnica. Es saber con qué reglas jugamos sin lesionar a la persona que ataque, no somos cinturones negros cuando salimos de aquí", aclaran.
Los agentes añaden que es de gran "ayuda" para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que la población sepa defenderse y que, después de repeler esa agresión, interpongan una denuncia. "A nosotros nos facilita mucho el trabajo". Por eso, animan a todas las mujeres a realizar este curso, aunque tampoco está cerrado a los hombres.
A través de instrucción profesional y práctica en un entorno seguro y de apoyo, doce mujeres adquieren habilidades tácticas de evasión. Por parejas, una 'mala' y una 'buena', practican sueltas antiagarre, luxaciones, exploran puntos de dolor e incluso utilizan útiles de fortuna como llaveros antipánico, un bolígrafo, spray pimienta homologado... Siempre con estricto cumplimiento de la ley, "hay que evitar que tengan problemas judiciales".
El curso está cumpliendo con las expectativas de María y Carmen, "una no sabe defenderse en caso de sentirse atacada o agredida", expresan. "Nos enseñan cosas que antes no imaginábamos". Piensan en sus hijos y reclaman que los talleres "sean también para adolescentes", ya que por ahora son sólo para mayores de edad, "siempre estamos pendiente de que vuelvan bien a casa, creemos que sería una buena herramienta".
Finalmente, Rebeca, otra de las participantes, se siente mucho más vulnerable desde que fue madre, "antes tenía que defenderme a mí misma, pero ahora ya somos dos. Todas deberíamos tener unas nociones básicas, desde bien pequeños".
El conocimiento de que pueden protegerse a sí mismas en caso de un encuentro peligroso "les permite enfrentar el mundo con mayor seguridad", concluyen los agentes. Esto, a su vez, puede tener un impacto positivo en muchos aspectos de la vida, incluyendo el trabajo, las relaciones y la toma de decisiones.