Si se piensa que Perfumerías Avenida, que sobrevive ahora mismo cogido con alambres, sacó adelante su partido ante IDK con apenas dos sesiones de preparación tras la vuelta de selecciones uno se podría dar con un canto en los dientes. Si nos paramos a pensar lo que sufró el equipo para sacar adelante el duelo lastrado en buena medida por sus propios errores, inseguridades y hasta convivencia con el ataque de nervios, es más difícil sonreirle a la victoria aunque es evidente que a partir de ella es más fácil encontrar soluciones.
Se ganó en definitiva y seguro que más de una jugadora resopló de liberación al final porque el duelo ante IDK se presentaba como un agujero negro en el que había que intentar evitar caer por parte de los dos. Un duelo al límite y se notó porque tuvo mucha tensión y poca calidad.
Lo que se vio en el primer cuarto, aun encajando un parcial en contra, es ese Perfumerías Avenida que todos esperan ver con regularidad. Concentrado, implicado, llegando bien en los movimientos defensivos, muy atento a las líneas de pase y eficaz en ataque. Con todos esos ingredientes es normal que en apenas tres minutos y medio Azu Muguruza tuviera que pedir su primer tiempo muerto porque el parcial era de 0-8 pero la sensación era de que se jugaba a lo que quería un equipo sobre la pista. El equipo de Montaña se llegaba a situar 0-11 tras el triple de Carter pero IDK encontró la reacción en los cambios que salieron desde banquillo.
Mbulito, una base atípica por su envergadura y que en un día inspirado puede hacer mucho daño, fue encontrando poco a poco el toque a la dirección y también por dentro la irrupción de Pendande aportaba más presencia a su equipo bajo el aro. Pese a ello y recibir los primeros puntos, Avenida se mantenía bien en ataque con Carter inspirada y cerraba el cuarto con una bonita acción de ataque en la que Vilaró supo encontrar en un último pase a Guirantes liberada para poner el 8-18.
Pero la cara de Avenida cambió en el inicio del segundo parcial. Pendande le ganaba la batalla por dentro a Fasoula primero y Koné después y Alba Prieto encontraba situaciones de tiro liberado porque ahora los cambios defensivos de Avenida no funcionaban bien y siempre se quedaba alguien 'enganchado', de manera que llegaba el 8-0 a favor del equipo local y el tiempo muerto de Montañana.
Volvía esa fase de 'dientes de sierra' en el juego de Avenida porque a un par de buenas defensas y ataques resueltos por Cornelius y Fasoula (20-27) le seguían alguna acción acelerada mal resuelta y casi como un vaso comunicante el desacierto atrás y era Alba Prieto la que volvía a igualar el marcador con un triple 29-29. Dos tiros libres de Guirantes y una última canasta de Koné, que no estuvo cómoda casi en ningún momento del duelo, permitían a Avenida irse por delante al descanso, 31-33. Dos puntos y una cuenta pendiente que ya empieza a ser un lastre, saber encontrar regularidad y, sobre todo, quien le de pausa al equipo cuando lo necesita.
Y es que es evidente que ese no es un problema que se solucione de un momento a otro, y menos sin haber entrenado apenas tras el parón pero no hay otro camino que encontrar esa pausa jugando y el tercer cuarto no fue el momento para hacerlo. Fueron diez minutos de toma y daca, de dar y recibir y de errar y ver errar al rival en los que hubo instantes en los que se desaprovechó la oportunidad de aumentar aunque fuera a seis puntos una ventaja que se movió entre dos y cuatro todo el cuarto. Y esa incapacidad al final se convierte en falta de confianza que cada jugadora interioriza y solo así se explican errores que no son propios de ellas o, sin ir más lejos, hace cuatro días con sus selecciones no cometían ni de lejos.
Un buen ejemplo, el último cuarto con pérdidas o errores en ataque que se acumulaban unas veces por 'tirársela' demasiado rápido e ir contra todo y no hace falta ni personalizar porque a casi ninguna le sale dos acciones en positivo seguidas. Por fortuna después de un cuarto otra vez con muchos errores, Carter encontró un tiro de tres que ponía al equipo cuatro arriba para entrar en el último minuto, 54-57. Todavía tocó sufrir porque respondió Buch con otro acierto lejanísimo, 56-57 y la última posesión fue un resumen del quiero y no puedo de Avenida que tuvo hasta tres tiros para dejar sentenciado el choque. Al menos el rebote le permitió mantener la posesión y con ello la victoria.