La Comisión de Hacienda del Congreso vivió anoche una sesión caótica, marcada por el desconcierto, la confusión y los continuos recesos, lo que la prolongó durante más de ocho horas, hasta casi la una de la mañana, con un giro de guion incluido que permitió al Gobierno salvar, al menos hasta el próximo jueves, parte de su paquete fiscal.
El equilibrio imposible que el Ejecutivo llevaba intentado conseguir durante varias semanas para sacar adelante sus medidas fiscales con el apoyo de grupos que exigen condiciones contrarias, como ERC y Junts per Catalunya, ya hizo que la comisión fuera aplazada en dos ocasiones antes de reunirse.
Desde el principio de la sesión reinó el ambiente de descontrol, con diputados que salían y entraban de la sala hablando por teléfono e intercambiándose papeles, mientras otros se quejaban de que no sabían ni qué iban a votar, entre ellos los portavoces de ERC y EH Bildu.
"Esto no es serio. No sabemos ni qué se va a votar, porque se mete una cosa y otra y otra", apuntaba en uno de los recesos un asesor jurídico del PP, mientras Pilar Vallugera (ERC) no disimulaba su indignación por la premura de tener que votar enmiendas transaccionales si poder estudiar su impacto.
Entretanto, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, seguía muy de cerca el transcurso de los acontecimientos, de los que informaba desde el patio de la cámara en largas conversaciones telefónicas.
La Comisión de Hacienda debía aprobar este lunes el proyecto de ley que establece un tipo mínimo del 15% en el impuesto de sociedades para las multinacionales y grandes empresas, para lo cual el Gobierno contaba con el apoyo anunciado del PP, ya que se trata la transposición de una directiva europea.
Sin embargo, en este proyecto de ley el Ejecutivo coló hace semanas su paquete fiscal en forma de enmiendas y algunas de ellas se aprobaron ayer por acuerdos de última hora con distintos grupos, lo que llevó al PP a retirar su respaldo. Entre ellas, figura la subida del 18% al 20% en el IRPF para el ahorro, gravar los vapedores y subir los impuestos del tabaco.
A pesar de la aprobación de esas enmiendas transaccionales, después de votarse una a una las más de 130 presentadas, el Gobierno seguía sin tener los apoyos necesarios para la votación final de todo el texto (dictamen), lo que llevó al presidente de la comisión, el socialista Alejandro Soler, a tenerla en suspenso durante cuatro horas, hasta las 0.41.
Un receso que algunos diputados aprovecharon para cenar, mientras otros seguían protestando porque no tenían habitación de hotel para esta noche.
El giro de guion vino cuando ERC, EH Bildu y el BNG anunciaron sobre las 23.00 un acuerdo con el Gobierno que permitía a este superar la votación y sacar adelante el impuesto a la banca en el pleno del jueves, a cambio de un futuro real decreto ley que prorrogará un año el gravamen a las grandes energéticas.
A pesar de ello, la sesión tardó cuatro horas más en reanudarse, durante las cuales el PP elevó varias protestas por considerar que la comisión estaba "secuestrada". "Esto es un secuestro sin pasamontañas", llegó a decir el 'popular' Pedro Muñoz Abrines pasada la medianoche.
Finalmente, la comisión se reanudó a las 0.41 horas y Junts sorprendió apoyando la ley, ya que siempre había supeditado su respaldo a la eliminación del impuesto a las energéticas.
Parlamentarios del PP y Vox manifestaron entonces su más enérgica protesta por el desarrollo de la sesión y la "aparición de documentos nuevos", en alusión al acuerdo de última hora del Ejecutivo con sus socios de izquierdas.
La votación, no obstante, tanto de la ley de tipo mínimo como de las otras medidas fiscales, prosperó, con 19 votos a favor (PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV, Junts y BNG) y 17 en contra (PP y Vox).
Tras superar este trámite contra todo pronóstico, la ley de tipo mínimo y las enmiendas incorporadas del paquete fiscal deberán aprobarse en el pleno del próximo jueves, donde además resultarán imprescindibles los cuatro votos de Podemos. Sin ellos, las ocho horas de caos e incertidumbre de anoche no habrán servido para nada.
El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, ha criticado este martes la incertidumbre y la inseguridad que ha generado la reforma fiscal del Gobierno porque no se sabe qué puede pasar el jueves en la votación en el Congreso y ha censurado los "impuestos a la carta" a la banca y a las energéticas.
De esta forma, se ha referido al debate parlamentario de este lunes sobre la reforma fiscal del Gobierno que por ahora no ha conseguido sacar adelante la prórroga de los impuestos a la banca y a las energéticas en la Comisión de Hacienda, aunque aún le queda la votación del jueves en el Pleno del Congreso.
En su intervención en los encuentros de la Ser Andalucía, ha reclamado estabilidad regulatoria en España, ya que no se genera confianza empresarial.