Salamanca ratifica su compromiso con el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Representantes institucionales y ciudadanos se citan la Plaza para mostrar su apoyo a la "lucha por la igualdad y la dignidad" en el que se han recordado a las víctimas

Teresa Sánchez
Lunes, 25, Noviembre, 2024
ActualidadDestacadoMunicipalNoticias 24 horas

Instituciones y sociedad civil de Salamanca han conmemorado esta tarde el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la jornada que culmina el mes de actividades para difundir y sensibilizar a la sociedad sobre la erradicación de la violencia hacia las mujeres.

Las responsables de las entidades de mujeres Adavas, Adoratrices, Apramp y Plaza Mayor han leído la Declaración Institucional de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), un acto que se ha repetido a lo largo y ancho de todo el país. Además, los estudiantes del Máster universitario en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad de Salamanca citaron el Decálogo contra la Violencia de Género.

En cuando a la representación consistorial, la concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, Miryam Rodríguez, destacó que es esencial "promover la igualdad a través de la sensibilización, la formación y la educación".

También recordó la promoción de la igualdad de oportunidades y prevención de la violencia de género acometida por el Ayuntamiento a lo largo de dos últimos años, con actividades en las que han participado más de 10.000 alumnos.

De hecho también se ha dado lectura al Decálogo contra la Violencia de Género por parte de estudiantes del Máster universitario en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad de Salamanca.

El acto, que estuvo amenizado con piezas musicales a cargo del Grupo Alventus, concluyó con un minuto de silencio por las víctimas de maltrato.

Declaración institucional de la FEMP

Hoy, 25 de noviembre, conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conscientes de que la violencia que sufren las mujeres y niñas por el hecho de serlo sigue siendo un problema estructural que atraviesa fronteras, culturas y circunstancias. Hoy nos unimos para reafirmar nuestro compromiso con la lucha por la igualdad y la dignidad.

La erradicación de la violencia contra las mujeres es una tarea que nos corresponde a toda la sociedad como parte de un esfuerzo colectivo para transformar las estructuras que perpetúan el machismo y la desigualdad, evitando caer en los discursos negacionistas, porque a pesar de los desarrollos legislativos en España, aún queda mucho por hacer.

Es imprescindible que toda la sociedad se una en la condena de la violencia machista en todas sus manifestaciones, y que trabajemos colectivamente para construir un futuro en el que ninguna mujer deba vivir con miedo. Sólo con el compromiso activo de todos y todas podremos erradicar este fenómeno estructural.

A esta tragedia debemos sumar las innumerables violencias cotidianas que permanecen muchas veces invisibles y silenciadas: la violencia económica que priva a las mujeres de su independencia; la violencia vicaria, donde los hijos e hijas son utilizados como instrumentos de sufrimiento; la violencia digital, que se manifiesta en amenazas, acoso y chantaje en el entorno virtual; y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, una de las formas más crueles de esclavitud contemporánea. No podemos olvidar tampoco el uso de la sumisión química, una práctica deplorable que convierte a las víctimas en objetos sin voluntad para ser violentadas impunemente.

Tampoco podemos ignorar las formas extremas de violencia que se agravan en contextos de guerra y conflicto armado, donde mujeres y niñas son utilizadas como armas de guerra, sufriendo violaciones, abusos y esclavitud sexual, crímenes que con demasiada frecuencia quedan impunes. Estas atrocidades nos exigen reforzar nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos y la protección de las víctimas, exigiendo justicia y reparación en todas las partes del mundo.

En un día como hoy, recordamos especialmente a las mujeres y niñas de Afganistán, a quienes las nuevas leyes del régimen talibán han privado aún más de libertad, recluyéndolas en sus hogares, sin acceso a la educación, al trabajo ni a la vida pública. Esta regresión de derechos es un doloroso recordatorio de que la lucha por la igualdad y la justicia no puede cesar, y que la comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para asegurar que los derechos de las mujeres no sean socavados ni silenciados en ninguna parte del mundo.

Este año, nos congratulamos de un avance crucial en el ámbito europeo: la Directiva 2024/1385 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 14 de mayo de 2024, sobre la lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. Es una norma que marca un hito en la protección de los derechos de las mujeres, estableciendo medidas para combatir la violencia de género y garantizar el acceso a la justicia y la protección de las víctimas y obliga a los Estados miembros a adoptar medidas que fortalezcan los servicios de apoyo, aseguren una adecuada respuesta penal mediante la tipificación de nuevos delitos -como, por ejemplo, el ciberacoso- y que promuevan la cooperación transfronteriza, garantizando que ninguna mujer quede desprotegida por las fronteras internacionales.

Por este motivo, instamos al Gobierno de España a proceder cuanto antes a la trasposición de esta directiva al ordenamiento jurídico y normativo nacional, con el fin de garantizar que las víctimas de violencia de género reciban toda la atención y protección necesarias, de acuerdo con los estándares europeos. Esta implementación es fundamental para asegurar la plena efectividad de los derechos reconocidos a las víctimas en el ámbito comunitario, consolidando así el marco normativo que refuerza su protección y asistencia integral en el territorio español.

Hoy, más que nunca, es nuestra responsabilidad denunciar públicamente todas las formas de violencia contra la mujer, para que el silencio y la complicidad no tengan cabida en nuestra sociedad. Es hora de que la vergüenza recaiga donde debe estar: en quienes ejercen la violencia, no en quienes la sufren.

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